Para algunos seres humanos, hacer el amor es sólo una necesidad trivial. Para los seres humanos inteligentes, refinados y encantadores, saber hacer el amor es a la vez un arte y una ciencia.
(profesor de yoga Gregorian Bivolaru - "Aforismos y consejos sabios para mujeres y hombres que aspiran sinceramente a transformarse en una pareja espiritual basada en el amor, transfiguración mutua y continencia amorosa realizada perfectamente.")
Hacer el amor de manera sublime, siempre con continencia sexual, amor mutuo y transfiguración desencadena el despertar de nuestras fuerzas interiores latentes. De este modo, gracias a la sintonía que se logra entre nuestro universo interior y el macrocosmos, se despierta cada vez más en nuestro ser la inteligencia natural verdadera. Nos abrimos así al Espíritu de la Sabiduría Infinita, viviendo lo más plenamente posible en nuestro propio ser la Armonía del Universo. Se involucran en un juego de alquimia deífica interior de forma espontánea y natural, nuestros propios recursos y mecanismos internos, con el objetivo de "recrearnos" según nuestro "código genético deífico" en nuestra "forma y estructura" original y arquetípica. De esta forma y según la "imagen y semejanza" de Dios, como hemos sido creados, obtenemos el estado de salud idal en nuestro ser.
En Oriente, el acto amoroso realizado exclusivamente con continencia sexual era vivido y elevado al rango de arte. En la tradición hindú, la sexualidad se consideraba sagrada y se experimentaba como el principio animador de toda la manifestación. La tradición taoísta secreta asigna a la sexualidad tanto el papel de mantener las fuerzas vitales, como el de curar diversos sufrimientos. Desde la perspectiva de la tradición Taoísta, el principio básico de una salud perfecta es el equilibrio total de los polos opuestos, las energías yin-yang del ser. Durante este juego de amor erótico con continencia, se produce entre los dos amantes un intercambio beneficioso de energías profundamente equilibrantes y regeneradoras. El hombre se beneficiará plenamente de la esencia yin, femenina de la mujer, mientras que la mujer se beneficiará de la esencia yang, masculina del hombre, hecho que desencadenará un estado delicioso de paz y profundo equilibrio interior, simultáneamente. Al mismo tiempo, se amplificará el poder espiritual del ser, lo que también se reflejará en un excelente estado de salud.
Quizás te preguntes por qué estas antiguas técnicas amorosas de autoelevación todavía se consideran "secretas" cuando, teóricamente hablando, son conocidas y "reconocidas", hasta el punto de que probablemente muchos de nosotros nos hemos accedido por lo menos una vez a alguna de éstas. La respuesta es muy simple. A pesar de la aparente paradoja, estas técnicas son "conocidas" y, sin embargo, desconocidas para la mayoría de nosotros. Este hecho se debe en realidad a la falta de experiencia directa y duradera en su práctica. Sin embargo, si podemos afirmar honesta, objetiva y plenamente que nos hemos transformado interiormente a través de las experiencias espirituales que han sido desencadenadas en nosotros, por la práctica asidua de estas antiguas técnicas secretas amorosas, sólo entonces podemos afirmar que los conocemos muy bien.
Para cualquiera que haya practicado adecuadamente la metodología tántrica, queda claro que afuera de ella, sin importar cuán sexualmente dotado sea, los estados eróticos que puede llegar a lograr son pálidos, pobres y limitados en alcance y profundidad. Esto de debe a que éste no controla la energía gigante del acto amoroso que está puesta en juego a través de la sexualidad y frecuentemente la pierde inutilmente, antes de que comience a usarla realmente. Si, por ignorancia, siempre hace esto, la persona respectiva nunca podrá alcanzar la culme verdadera del placer, perdiendo, de hecho, no sólo la plenitud y la felicidad del acto amoroso, sino también el perfeccionamiento espiritual posible a través del Tantra yoga ". ("El arte del amor en el oriente" del profesor de yoga Gregorian Bivolaru)
La pareja arquetípica Vishnu y Lakshmi, visualizada en la práctica de técnicas de meditación en pareja como dios y diosa, se identifica con los aspectos más elevados del alma humana. Experimentar la comunión espiritual con Vishnu o Lakshmi es volverse uno con el Señor o Señora del Sostenimiento, quienes también son la encarnación de la riqueza espiritual y la prosperidad material. Vishnu y Lakshmi patrocinan el erotismo, la espontaneidad, el buen humor y la alegría.
Los mitos del hinduismo nos dicen que el hijo espiritual de Vishnu y Lakshmi es el dios del amor, Kama, una versión hindú de Cupido (Eros) de la mitología grecorromana. Tiene 5 flechas rematadas con flores aromáticas, que dispara con un arco hecho de caña de azúcar y ensartado con abejas, todas las cuales simbolizan los sentidos y el juego del amor. Kama es extremadamente hermoso porque Shiva le dio belleza y eterna juventud. Encarna el amor entre Vishnu y Lakshmi, siendo invocado especialmente en primavera y siempre durante el acto amoroso. Kama es invocado en el corazón de los amantes, y el famoso tratado Kama Sutra es su canción. Rati, su amante, es la encarnación de la sexualidad refinada e infinita y de la vitalidad amorosa.
Según el tratado Vishnu Purana: “Vishnu y Lakshmi están eternamente unidos en el juego extático del amor, y para ello adoptan formas diferentes. Sus múltiples manifestaciones externas, en eterna transformación, hablan de la íntima y profunda comunicación entre ambos.
Representan a los Eternos Deíficos Amados”.
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